martes, 12 de marzo de 2013

"De la observación a la formalización"


¿Qué es la observación?

La observación es una especie de herramienta que se puede manipular por parte del maestro en el momento oportuno y en función de la que planea como trabajo. No se puede hablar de observación cómo, sí fuera un tiempo previo, neutro e intercambiable sin importar cuáles sean las situaciones, una simple fase de familiarización para satisfacer una primera curiosidad.

 

¿Por qué se  dice que la observación  no puede ser puntual y carecer de un seguimiento?

Porque  los más pequeños pueden estar interesados en cualquier clase de objeto, esta dispersión es deseable: se trata simplemente de variedad, de un despertar sensorial, del placer y las oportunidades de intercambiar palabras, de adquirir vocabulario. Con los más grandes, es decir, progresivamente desde la sección media, se procede de diferente manera y seguramente sería útil que el consejo de maestros tomara en cuenta reparticiones. Que al repetirse se complementen y terminen por construir un auténtico hábito de observación.

En la terminología actual, eso se llamarla trabajar una competencia transversal. Es extremadamente difícil separar una competencia de la acción en la cual se manifiesta: en efecto, se corre el riesgo de postular una especie de "facultad", ya que no se puede afirmar que la observación de una piedra, de un insecto o de una cantera pongan en juego exactamente la misma competencia, a la manera en que un martillo siempre es el mismo sin importar cuál sea el clavo que se clava. Sin embargo, parece muy evidente que una forma de atención, de concentración, de camino para interrogar una realidad (que es al mismo tiempo parecida y diferente), intentar describirla y comprenderla, está en juego en cada caso.

¿Por qué se considera que la observación es minuciosa?

La observación, antes de proporcionarnos impresiones o conocimientos o la materia a cuestionar, es un ejercicio: se trata de mantener los sentidos y la atención totalmente dirigidos hacia lo que se quiere observar. Esta atención debe conducir a ver más allá de la primera impresión; a ver. sobre todo, más allá de la idea que uno se ha hecho de la cosa, ya que, a cualquier edad, uno ve lo que espera ver. Hay que mirar con mucha atención para estar seguro de lo que se ve. Para que el ejercicio tenga la concentración que se desea es necesario que el tema valga la pena a los ojos de los niños y se necesitan algunas precauciones de tipo material

 

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